Durante los últimos meses, se ha difundido la idea de que el llamado Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec (CIIT), en México, puede convertirse en una alternativa al Canal de Panamá. Esta narrativa ha generado titulares llamativos, pero también confusiones. Es importante poner sobre la mesa los datos reales, para que la ciudadanía panameña y la región comprendan por qué esta comparación no resiste un análisis serio.
Un viaje más largo, más complejo y con más pasos
El CIIT es una iniciativa del gobierno mexicano que busca conectar el océano Pacífico con el Atlántico a través de un sistema de transporte ferroviario. Su objetivo es mover mercancías entre el puerto de Salina Cruz y el puerto de Coatzacoalcos, separados por unos 300 kilómetros de vía férrea. Para lograrlo, se requiere que la carga llegue en barco a un puerto, se descargue, se traslade a tren, cruce el istmo, y luego vuelva a cargarse en otro barco para continuar su viaje.
Este proceso, aunque puede sonar eficiente en teoría, representa una cadena de pasos logísticos que suman tiempo, costos y riesgos. Mientras que el Canal de Panamá permite que un barco cruce de océano a océano sin interrupciones ni descargas, el CIIT obliga a descomponer el viaje en múltiples etapas. Cada una de esas etapas implica manejo de carga, uso de grúas, transporte terrestre, coordinación y espera.
Para entender mejor la diferencia, pensemos en algo cotidiano: tomar un bus directo hasta tu casa. Si ese viaje lo haces en una sola unidad, llegas más rápido y gastas menos. Ahora imagina que para llegar, necesitas bajarte del bus cinco veces, cambiar de ruta, esperar entre trayectos, pagar por cada nuevo transporte, y encima, cargar tus maletas una y otra vez. Eso es, en esencia, lo que representa la experiencia logística del CIIT frente a la del Canal de Panamá.
Tres veces más caro por contenedor
Los números hablan por sí solos. Transportar un contenedor por el CIIT costará entre 1,350 y 1,650 dólares, según la fase del proyecto y el volumen de carga. En cambio, transitar por el Canal tiene un costo estimado de 450 dólares por contenedor. Esto significa que la ruta terrestre mexicana puede costar hasta tres veces más que cruzar por Panamá.
Además, hay que tomar en cuenta el tiempo. En su fase inicial, el CIIT puede requerir hasta 15 días adicionales para completar el traslado de la carga en comparación con la ruta directa del Canal. Esto incluye no solo el viaje ferroviario, sino los procesos de descarga y carga en ambos extremos, las esperas en puerto y los posibles cuellos de botella logísticos.
Una infraestructura probada contra un proyecto en desarrollo
Frente a estas cifras, la conclusión es clara. No se trata de menospreciar el esfuerzo de México por desarrollar su infraestructura. De hecho, es positivo que la región apueste por el crecimiento económico y la modernización. Sin embargo, afirmar que el CIIT es una competencia directa del Canal de Panamá no solo es exagerado, sino también desinformativo.
Panamá ha construido a lo largo de más de un siglo una vía interoceánica que es sinónimo de eficiencia, confiabilidad y experiencia. El Canal de Panamá es una infraestructura que no improvisa. Su capacidad de mover grandes volúmenes de carga con rapidez y bajo costo sigue siendo incomparable.
Mientras que el CIIT continúa en fase de desarrollo, con metas de expansión que tomarán años en concretarse, el Canal ya mueve millones de toneladas al año, con tecnología avanzada, personal capacitado y una reputación consolidada en el comercio internacional.
Nuestro país debe sentirse orgulloso de esta realidad. Y aunque no se debe bajar la guardia frente a nuevos actores logísticos, tampoco hay motivo para alarmarse ante proyectos que aún están muy lejos de representar una alternativa real. La ruta panameña sigue siendo la más rentable, la más rápida y la más confiable para el transporte marítimo global.
Porque en logística internacional, como en la vida, llegar más lejos con menos obstáculos siempre será la mejor opción.
